sábado, 24 de abril de 2010

Tres niveles de reacción / El velo islámico, falso problema

En el programa de Luis del Pino de hoy, sábado, me he referido nuevamente a lo que puede hacerse ante la involución política, que se está convirtiendo ya en abierta descomposición del sistema. Hablando de Nueva historia de España, me refería a la necesidad de cambiar ciertas mentalidades que condicionan pesadamente el presente y el futuro. La batalla se libra hoy en el terreno de la opinión pública, y ahí se puede actuar a tres niveles:

a) El personal, lo que cada cual puede hacer fácilmente por su cuenta, sin mayor esfuerzo ni compromiso, como, simplemente, comentar y difundir contenidos de Es-Radio o de LD y otros: si cada lector u oyente intentase conseguir al menos un nuevo lector u oyente al mes entre su círculo de amistades o compañeros de trabajo, se contrarrestaría en gran medida la acción de los grandes medios de masas.

b) El de las asociaciones: grupos pequeños con un objetivo claro y cierta imaginación, incluso con pocos medios, pueden adquirir una amplia influencia. En el blog he expuesto algunos casos.

c) El de partido. Aunque la denuncia de los desmanes que estamos viviendo sea imprescindible, no llevaría muy lejos sin la elaboración de una alternativa general que debe ser clara, bien fundada y expuesta de forma sencilla y resumida en unos pocos puntos. Hoy no existe esa alternativa ni ese partido. Rajoy ha liquidado la oposición y los dos grandes partidos marchan por la misma vía. Por consiguiente, o el PP se regenera, algo sumamente improbable hoy por hoy, o sale a la palestra un nuevo partido, para lo cual hay excelentes condiciones. Mientras ello no se produzca, el voto útil será, por la derecha, el que vaya a AES, y por la izquierda a UPyD o a Ciudadanos. Porque ello animaría a más gente a votar, dificultaría la actual marcha del PP y del PSOE, y podría crear una alternativa a los partidos separatistas.

En cualquiera de los tres niveles todo depende de la voluntad. Si hay voluntad de hacer algo, se encuentran los medios. Si no la hay siempre se encontrarán buenos pretextos para justificar la pasividad.

**He aquí dos batallas que es preciso ganar: la de la garzonada y la del Valle de los Caídos. Si los liberticidas se salen con la suya, la democracia se juega la entrada en un período de abierta descomposición.

** La campaña contra el TS logra lo inaudito: Felipe defiende a Garzón. ¿Y por qué no? Después de todo, Garzón no lo mandó a la cárcel. Además, González ha comprendido seguramente que el doble error del GAL fue suyo: no hizo ministro a Garzón y dejó que el tontiloco Belloch dejara sin cobertura económica a Amedo y Domínguez. Sin este doble error, lo del GAL no habría sucedido. González, hombre a su modo ecuánime, tiene que haber reconocido que metió doblemente la pata. Además, no parece probable que Garzón haya limitado sus ilegales pesquisas policíacas (de estado policíaco), al PP, y todo el mundo sospecha, sobre todo después del caso GAL, que tiene información muy amplia y peligrosa también sobre el PSOE. A Garzón hay que respetarlo.

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**** Es cierto que el velo islámico tiene connotaciones culturales poco aceptables en una democracia, pero también las tiene, culturales y políticas, la presencia de partidos totalitarios como IU, o de terminales de grupos terroristas, o la política general del gobierno. El problema del velo es insignificante. El problema real es el de una inmigración musulmana cada vez más masiva, fundamentalmente antidemocrática (islam y democracia no han logrado combinarse hasta la fecha. La aparente excepción, Turquía, es una semidemocracia tutelada por el ejército) y antiespañola, porque llega con la idea de que estos fue Al Ándalus y debe volver a serlo si Alá lo quiere, que a ver por qué no va a quererlo. Una inmigración que ya forma verdaderos núcleos de población en los que las leyes españolas no rigen, o apenas.

**** Blog.-Las amnistías tiene carácter político y no se dan para delitos comunes, sino de intencionalidad política (aunque puedan incluir a los primeros). Y los delitos de la ETA como los de los guerrilleros de Cristo Rey y similares (estos mucho menores) tenían dicha intencionalidad, obviamente. Lo demás es rizar el rizo. Naturalmente, una amnistía no garantiza que no vuelvan a producirse delitos de intencionalidad política. Muchos de los amnistiados en 1977 no volvieron a realizar atentados, algunos, como Onaindía o Teo Uriarte, hicieron cuanto pudieron por acabar con el terrorismo, y unos años más tarde se produjo la disolución de la ETA poli-mili, parte de cuyos miembros pasó al PSOE. Por supuesto, la amnistía buscaba establecer un marco de juego político sin rencores, pero algunos no lo aceptaron desde el principio, y las izquierdas y los separatistas utilizaron ese marco para irlo corroyendo. Pasa como con el Valle de los Caídos: es un símbolo de reconciliación, una oferta, pero que puede no ser aceptada. No por ello debe dejar de hacerse en ciertas condiciones. Pero no en todas las condiciones ni indefinidamente frente a los irreconciliables.

** Los informes de Bacque sobre los campos useños y franceses de prisioneros alemanes los he tratado en el apéndice "Los crímenes de la guerra", de El derrumbe de la república y la guerra civil , y en el libro Los crímenes de la guerra civil.

"El odio de Eisenhower, tolerado por una burocracia militar que le era dócil, produjo el horror de los campos de la muerte, algo incomparable con cualquier otro suceso a lo largo de la historia militar norteamericana". No tanto, en la Guerra de Secesión useña un porcentaje muy elevado de las bajas mortales lo fueron en los terribles campos de prisioneros, de los que da algún testimonio Stanley, el explorador y hallador de Livingstone.

Pío Moa

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado

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