Asombra observar estos días a la izquierda afanada en justificar que el velo no es para tanto, que es un mero símbolo de identidad cultural, que lo dejemos correr. Ilustres feministas incluidas. Que es como encontrarle justificaciones a la homofobia de Evo Morales o de los Castro por aquello de no pelearse con el movimiento bolivariano del ALBA. Y es que la relativización del velo se debe al mismo problema ideológico de fondo, a las conexiones con el viejo tercermundismo y antiimperialismo, del islamismo, en este caso, que tienen atrapada a la izquierda europea en una brutal contradicción. Entre la confrontación antiamericana, antiimperialista y anticapitalista y la igualdad de las mujeres.
De forma parecida en otros países. En Francia, por ejemplo, donde un inaudito editorial de Le Monde el lunes («Déchéance politique») ponía en cuestión el rechazo al burka y el propósito de Sarkozy de prohibirlo. Barbaridad antiigualitaria que Le Monde y la izquierda francesa practican estos días a pesar del apoyo enormemente mayoritario de la sociedad francesa hacia esa prohibición. El mayor apoyo de toda Europa según una reciente encuesta de Harris Poll para Financial Times.
Y seguido desde no mucha distancia por nuestro país, también mayoritariamente crítico con el burka y con el velo, como mostró la propia Harris Poll y estos días todas las encuestas online de los medios. Lo que demuestra que ni siquiera hay cálculos electorales en este coqueteo con los elementos más retrógrados del islamismo. Simple ceguera ideológica. Miedo a apartarse del progresismo oficial mundial, aunque sea a costa de perder todo el crédito en la defensa de la igualdad femenina. Lo más patético del asunto es leer a intelectuales ilustres intentando poner en duda que el velo sea un símbolo de sumisión. Algo así como buscarle base científica a lo de Evo y los pollos.
Edurne Uriarte
www.abc.es
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