La familia hoy necesita quien dé la cara por ella pues está siendo atacada de forma sin precedentes en nuestra civilización: la atacan, por una parte, quienes en nombre de la ideología de género la identifican como algo malo y contrario a la libertad personal; y, por otra, quienes no la entienden por haberse separado de la tradición intelectual realista y humanista de nuestra cultura.
Por eso es muy de agradecer la coherencia y valentía con que la Iglesia Católica está defendiendo -desde el Papa al último fiel- en nuestra sociedad a la familia. En el siglo XX la Iglesia Católica dio todo un testimonio de humanismo con su resistencia a los totalitarismos, especialmente al comunista cuando gran parte de la intelectualidad occidental se rendía acríticamente ante los hijos de Stalin. En este siglo XXI está dando, en beneficio de la familia y la persona, el mismo testimonio con su resistencia a la ideología de género de moda.
En este contexto, la iniciativa del Cardenal de Madrid de celebrar en la calle la Eucaristía de la fiesta de la Sagrada Familia para darle una especial proyección y vistosidad es muy de agradecer. Es una singular y valiosa aportación de la Iglesia a esta necesidad actual de hacer visible a la familia como algo querido y vivido por la mayoría.
Vivimos en familia la abrumadora inmensa mayoría de los ciudadanos y estamos muy felices de hacer familia en la intimidad de nuestro hogar, pero -además- hoy es imprescindible -para contrarrestar los ataques ambientales- que la familia se haga visible en la calle y ante la opinión pública como esa realidad gozosa y querida que es. La iniciativa eclesiástica del Cardenal Rouco ayudará a ello sin duda y, por eso, merece mi aprecio y agradecimiento.
La familia es una realidad humana, transversal a todas las ideologías y religiones; no es patrimonio de ninguna confesión religiosa ni ideología. Pero los católicos pueden hoy sentirse especialmente orgullosos de la clara y valiente apuesta de su Iglesia por la familia en estos tiempos de oscurecimiento humanista. Algún día la historia hará público y general este mismo agradecimiento.
Benigno Blanco
Presidente del Foro de la Familia
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