segunda-feira, 22 de dezembro de 2008

Si el lanzazapatos hubiera apuntado a Sadam...

Muntazer al Zaidi: he aquí el nombre del nuevo héroe de multitud de musulmanes. El presidente Bush visitaba por sorpresa Irak y daba una rueda de prensa con el premier Nuri al Maliki; en un momento dado de la misma, el reportero Al Zaidi gritó: "Ésta es tu despedida, perro", y acto seguido lanzó un zapato a Bush. Y luego otro. No consiguió su objetivo porque el presidente norteamericano estuvo ágil y logró esquivarlos. Más tarde, y haciendo gala de su sentido del humor, Bush comentó: "Era del número 42".

El hermano del lanzazapatos ha dicho que éste es un tipo "algo nervioso" que "odia sobre todas las cosas la violencia y las bombas". Su empresa, la cadena de televisión iraquí radicada en Egipto Al Bagdadia, se ha negado a disculpase por el comportamiento de su reportero, a quien, de hecho, considera "un árabe orgulloso y un hombre de mente abierta".

Según informan los medios de comunicación, este odiador de la violencia admira al Che Guevara. El emigrante cubano Humberto Fontova, autor de Exposing the Real Che Guevara (El verdadero Che Guevara) atribuye al argentino unas 14.000 ejecuciones. Hay testimonios que aseguran que este icono de innumerables radicales asesinó personalmente a centenares de personas, niños y mujeres embarazadas incluidas. Dejo aquí la digresión.

Varios de los reporteros iraquíes presentes en la referida rueda de prensa pidieron disculpas al presidente de los Estados Unidos. Tal y como hizo notar un periodista, "fue un reportero quien redujo [a Al Zaidi] antes de que los guardaespaldas iraquíes o estadounidenses pudieran alcanzarle". Sin embargo, en EEUU muchos de los medios aborrecedores de Bush parecían exultar; sin lugar a dudas, veían en los zapatazos de Al Zaidi una vindicación de su propia hostilidad hacia la guerra.

Chris Cuomo, de Good Morning America (ABC), dijo: "¿Se acuerda de cuando fue derribada la estatua de Sadam Husein? Todo el mundo empezó a arrojarle los zapatos.... ¿Por qué? Mostraban su desprecio. Es un insulto de gran calibre". Y un reportero del Early Show de la CBS, lo que sigue:

El mensaje de progreso de Bush quedó eclipsado en Bagdad por una nueva muestra de su impopularidad (...) El simbolismo no pasó inadvertido a los iraquíes, que en ocasiones se sirven de sus zapatos para manifestar un desprecio extremo, como se pudo ver cuando, hace cinco años, los marines echaron abajo la estatua de Sadam Husein.

Esto pudo leerse en Los Angeles Times:

Cuando el periodista iraquí lanzó los zapatos al presidente Bush, Oriente Medio vio su propia versión de Joe el Fontanero. Igual que sus reproches a Barack Obama catapultaron a la fama a Joe Wurzelbacher, el estallido de ira [de Al Zeidi] contra Bush (...) le ha hecho célere en todo Oriente Medio.

¿Joe el Fontanero? ¿Estamos hablando de ese ciudadano de clase media que, con toda la educación del mundo, preguntó al entonces candidato demócrata a la Casa Blanca por sus ideas sobre el reparto de la riqueza? ¿O es que hay otro vídeo, del que nadie ha tenido noticia hasta la fecha, en que se ve al amigo Joe tirarle a Obama un par de llaves inglesas a la cabeza y llamándole "perro"?

Llegados a este punto, convendría plantearse varias preguntas. Para empezar, imaginemos que los zapatos hubieran alcanzado su objetivo. ¿Qué habría pasado si Bush hubiera sido alcanzado en un ojo y resultado herido de gravedad? Después de todo, en pleno caos, la secretaria de Prensa Dana Perino resultó herida, precisamente, en un ojo como consecuencia del impacto de un micrófono. ¿Habrían encontrado tan gracioso el suceso los medios si el objetivo hubiera sido Obama? Después de todo, es bastante creíble que el presidente electo reciba más amenazas de lo normal.

Esto nos lleva a otra pregunta sustanciosa: ¿cómo permitió el Servicio Secreto que un mismo sujeto lanzara no uno, sino dos ataques?

Ahora supongamos que el periodista iraquí hubiera lanzado sus zapatos a Sadam Husein.

Durante sus 24 años de gobierno terrorífico, Sadam dio muerte a unos 300.000 iraquíes. Algunos hablan de más de un millón. Esto significa que, en el mejor de los casos –es un decir–, durante los seis últimos años Sadam habría matado a unas 75.000 personas. Desde la invasión de Irak por parte de la coalición, en marzo de 2003, el Iraq Body Count –que muchos consideran fiable– sitúa la cifra de muertes violentas de civiles iraquíes entre 89.000 y 98.000, cifra que incluye a los insurgentes y a las víctimas de éstos. No obstante, Irak tiene un Gobierno democrático multiconfresional, una mejor situación económica y una prensa libre.

"En todo el centro de Irak –relataba la BBC sólo unos meses después de la caída de Sadam Husein– emergen emisoras independientes de radio y televisión, que llenan el vacío dejado por la fenecida cadena nacional (...) Luego de años y más años de censura, os iraquíes están saludando con entusiasmo las posibilidades de la prensa libre. Junto a estas emisoras improvisadas, el iraquí tiene a su disposición periódicos de todo el espectro político".

¿Qué le deparará el futuro al lanzazapatos? "[Con Sadam Husein,] cualquier insulto al presidente o a los invitados del presidente solía castigarse con la pena capital", explica el productor de NBC News Ghazi Balkiz. Mientras Al Zaidi permanezca bajo custodia, no tendrá que temer que lo saquen con los pies por delante. ¿Quién sabe? Lo mismo hasta le devuelven los zapatos.

Larry Elder
© Laurence A. Elder Distributed by Creators Syndicate Inc.

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