quarta-feira, 21 de janeiro de 2009

Salve al emperador

La fobia antiyanqui ha sido una constante de nuestra Historia, un punto en el que coincidían derecha e izquierda desde lo de Cuba. Entre leyenda negra y piratas, ya habíamos padecido lo nuestro por el lado británico cuando los emergentes Estados Unidos se ocuparon de darle la puntilla al Imperio español y a nuestra presencia en Sudamérica en 1898. Y el español no olvida. 

La crítica antiamericana floreció en España, incluso cuando Franco se esforzaba para lograr un puente con los EE UU y la película de Berlanga es un buen documento. Desde niña he lamentado que esta circunstancia histórica nos impidiese aprender de las muchas cosas buenas de los americanos del norte, entre ellas el sistema político, el sentido profundo de la libertad y la pluralidad de un pueblo donde las personas se conciben como protagonistas activos de la sociedad. La dificultad era mayor en la izquierda política. 

Todo era malo si venía del otro lado del océano: las bases militares, el capitalismo, los judíos plutócratas, las hamburguesas, las guerras¿, porque de las guerras siempre tenían la culpa los norteamericanos. Por eso, asisto asombrada a los fastos en honor del nuevo emperador de EE UU, que es lo mismo que decir el nuevo emperador del mundo. 

El triunfo de Barack Obama fue celebrado por la izquierda española en el Círculo de Bellas Artes de Madrid como la reencarnación de Lenin en Washington. Desde entonces, los dirigentes socialistas, desde Blanco hasta Leire Pajín, no han cesado de alabar al nuevo presidente USA y de explicarnos que constituye nuestra gran esperanza. El entusiasmo de Zapatero es activo también, tanto que empiezo a ver las cejas triangulares en el rostro de Obama. Está naciendo un hombre nuevo, una especie de líder del siglo XXI, una fusión entre Chicago y León. 

Mi estupefacción llegó al límite ayer, cuando los medios progres, todos a una, retransmitieron y tradujeron en directo el discurso de coronación del nuevo imperator. ¿Pero no era EE UU el coco? Miren señores, háganselo ver. USA es interesante en ciertas cosas y reprobable en otras. Estoy dispuesta a aprender de los americanos, pero de ahí a creer que ha nacido el mesías y saludarlo como emperador va un paso largo. Me voy a ver «Bienvenido Mr. Marshall».

Cristina L. Schlichting
www.larazon.es


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