segunda-feira, 7 de julho de 2008

Nadal vuelve a teñir la hierba londinense de rojigualda


Un huracán llamado Rafa Nadal pasó por encima de la historia, fulminó el gafe español en la hierba de Wimbledon y se convirtió en el sucesor de Manolo Santana. 42 años después un español volvió a inscribir su nombre con letras de oro en el palmarés masculino, tocando el cielo gris y romántico que siempre ha acompañado el All England Tennis Club.

A la tercera fue la vencida y tras quedarse los dos años anteriores a sólo un paso de la gloria, Nadal acabó con el dominio abrumador de Federer y le dio con la puerta en las narices.

Tenía que ser Rafa el elegido para suceder a Santana. Un sábado por la mañana del lejanísimo 1966 el tenista madrileño conquistó el primer Wimbledon de nuestro tenis. Manolo superó al estadounidense Denis Ralston en tres sets, cuando incluso ni existía el 'tie-break' para firmar desenlaces parejos (6-4, 11-9 y 6-4). Eran otros tiempos, en blanco y negro.

Un gigante

Un domingo de 2008, Nadal recogió el testigo de Santana con firmeza, dando un golpe de estado al dominador de Wimbledon en el último lustro. El manacorí se convierte en el segundo español en conquistar Wimbledon, el tercero si no dejamos de lado el cuadro femenino. Conchita Martínez lo hizo hace 14años. Martina Navratilova sucumbió ante la zaragozana en la final del 94.

Rafa sigue a su ritmo, el de los elegidos. A sus 22 años agranda su figura. Su primer Wimbledon, nuestro primero en color, agigante un palmarés en el que, como si nada, aparecen cuatro Roland Garros, una Davis y once Masters Series. Presente y futuro. Un fenómeno en toda regla.

La mejor raqueta

Rafa, además, es, desde este mítico domingo, el único español con cinco Grand Slams. Sus cuatro Roland Garros y este Wimbledon que nunca se olvidará rompen el empate particular que tenía con Arantxa Sánchez Vicario y Santana. La española puede presumir de tres Roland Garros y un Open de Australia; mientras que el madrileño, de dos trofeos en la tierra batida gala, un Open USA y el Wimbledon de ese 1966. Nadal ya es el mejor tenista español de la historia, sin duda. Imparable.

Delfín Melero

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