terça-feira, 22 de julho de 2008

Chávez en Marivent


Hundido, porque está al borde del fracaso su prepotente y delincuente aventura de sembrar guerrilla, populismo, violencia y fobia a la democracia y a occidente por toda Latinoamérica, Hugo Chávez busca un respiro y tiempo. Sus petrodólares y sus asesores cubanos, su vocación totalitaria y su pose habitual de rufián no le han valido para evitar la galopada de derrota en derrota. Quería asediar a Colombia y chantajear al presidente Álvaro Uribe con los secuestrados. La respuesta a sus planes ha sido la magnifica operación colombiana de liberación de Ingrid Betancourt y la muerte de los principales cabecillas de los terroristas a los que lleva tanto tiempo dando cobijo. Pero también la evidencia de esta complicidad suya con los peores grupos del narcotráfico más o menos disfrazado ideológicamente en su continente. Dentro de Venezuela, donde lleva años aterrorizando y esquilmando a quienes se resisten a su totalitaria «revolución bolivariana» -entre ellos centenares de miles de españoles, por cierto prácticamente indefensos-, resurge la contestación también en las clases más pobres hasta ahora secuestradas en su criterio por subvenciones y promesas incumplidas e imposibles.

Ese Hugo Chávez que se pasó semanas riéndose del Rey de España y de los Borbones, de los supuestos colonialistas empresarios españoles y de todos los que no le rieran las gracias después del incidente habido en la última Cumbre Latinoamericana, va a venir a España. Y nos cuenta Chávez desde Venezuela, vía «Aló presidente», que lo mismo se digna a aparecer por Mallorca donde veranea el Rey de España. El notorio compañero de trapacerías de Chávez que es Daniel Ortega, ese sórdido personaje que vuelve a ser presidente de Nicaragua gracias al dinero de Caracas y a los comisarios cubanos, le ha dicho al compañero Chávez que le tiene que dar un par de lecciones al Rey de España sobre la forma de comportarse en las cumbres latinoamericanas.

Rusia, Bielorrusia, Portugal y España. Esa es la magnífica gira triunfal europea en la que algunos en La Moncloa quieren encuadrar la de por sí vergonzosa y vergonzante visita del bufonísimo presidente de Venezuela Hugo Chávez a España. A Rusia y al último estalinista de Europa, el bielorruso Lukashenko, no les importa nada la catadura de sus visitantes mientras puedan sacarle provecho. Nuestros dignísimos vecinos portugueses no han tenido problemas con susodicho personaje. Si hubiera ofendido a la Jefatura del Estado portugués, Chávez no pisaría Lisboa. Pregunta para niños: ¿Qué visita le da prestigio entre los suyos a Chávez y debilita a su oposición democrática en el interior? La que hace a España. ¿Le esperan en Alemania, París, Londres, Roma, Varsovia, Estocolmo, La Haya, Bruselas? No. Ni le esperan ni está invitado. ¿A qué viene entonces este nuevo e inenarrable atropello a nuestra dignidad de aceptar la zafia visita del milico incontinente? Es lamentable tener que recordar que el Rey tuvo que interrumpir a Chávez porque no lo hizo el presidente del Gobierno español. Está claro que tienen listones distintos, jefe de estado de Gobierno, respecto a lo tolerable en lo que va de la impertinencia a la afrenta. Zapatero no tiene problemas con Chávez. Lo sabemos. Como sabemos que muchos han de callar por disciplina y vocación de servicio. Pero algunos aun podremos decir que nos parece del todo insufrible la presencia de Chávez en Marivent. Después de lo pasado y lo dicho.

Hermann Tertsch

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