sábado, 17 de janeiro de 2009

Defender a Israel de la mentira

"La paz con Israel es contraria a la ley islámica"
Ahmed Yasín, Fundador de Hamás

El más devastador bombardeo que sufren los judíos, y la más poderosa arma de la que disponen los terroristas de Hamás en su confesa y genocida pretensión de acabar con el Estado de Israel, es la mentira; una mentira que, más que los terroristas, propagan en su favor quienes niegan al Estado judío la legitimidad para defenderse, u ocultan la criminal táctica de Hamás de utilizar a civiles palestinos como escudos humanos, o engañan a la opinión pública respecto al objetivo defensivo de Israel al denigrar como "desproporcionada" su reacción militar; o cuando, en el colmo de la impostura, tachan directamente a la única democracia de Oriente Próximo de "genocida".

Es por ello por lo que quiero que este articulo sea tanto una muestra de apoyo a la manifestación que la Asociación Solidaridad España-Israel celebrará este domingo en Madrid, como de elogio al título escogido para su convocatoria: "En defensa de Israel, contra la mentira y contra el terrorismo".

Como señalábamos, uno de los ardides, aparentemente más razonables, de los que hace uso esta mentira es la de considerar "desproporcionada" la reacción militar de Israel que, tan cierta como involuntariamente, está provocando victimas inocentes entre los palestinos de Gaza. ¿Qué consideran los críticos de Israel que hubiera sido "proporcionado" a la hora de responder a esos criminales y silenciados bombardeos que, de manera continua, sistemática y en fragante incumplimiento de un anterior alto el fuego, sufre de manera indiscriminada la población judía? ¿Responder, acaso, con una oferta de "diálogo"? ¿Matar proporcionalmente y, por tanto, de manera deliberada el mismo número de civiles palestinos que el de los judíos que habían sido previa y deliberadamente asesinados por parte de Hamás?

El objetivo de Israel, sin embargo, no es ése, sino acabar con la posibilidad de que Hamás pueda desde territorio vecino seguir ejecutando su antisemita programa de exterminio. Nadie mejor que las autoridades israelíes saben que la muerte de palestinos inocentes, al margen de otras consideraciones morales, obstaculizan su objetivo militar. Es por ello por lo que tratan de minimizar al máximo la muerte de inocentes en sus operaciones militares.

Lo que no es, ciertamente, "proporcionado" es que mientras las autoridades israelíes alejan lo más posible sus áreas militares de los centros de su población civil, a la que dotan de los más efectivos medios de protección, los terroristas de Hamás instalen deliberadamente sus centros de mando y sus arsenales militares en los sótanos de edificios, hospitales, escuelas y mezquitas.

Como ha reconocido, en parte, el ministro de Exteriores de la ANP, Riad El Malki, en una entrevista en La Vanguardia, "a Hamás no le importa la muerte de mil palestinos, de diez mil o el exterminio". Tampoco le importa la creación de un Estado palestino, sino "ampliar el control del movimiento internacional de los Hermanos Musulmanes y crear un califato islámico que se extendería a Egipto y a Jordania".

Aunque los representantes de la ANP tampoco es que hayan sido tradicionalmente ejemplos de desvelo por la suerte de su propia población, lo cierto es que un cada vez mayor número de palestinos aspira a una paz justa y duradera con Israel. Muchos de ellos, han sido, de hecho, asesinados por Hamás.

A todos ellos extiendo mi solidaridad. Aunque considere igualmente lamentables todas las muertes de inocentes, la distinción y la expresión de "daños colaterales", lejos de parecerme odiosa, me parece esencial para el enjuiciamiento moral de una guerra que, con todos sus horrores, a veces es obligado librar por la paz.

Guillermo Dupuy

www.libertaddigital.com

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