La ONU es seguramente la estafa democrática más grande de la actualidad. Lo digo sobre todo por el número de estafados. Millones de ciudadanos de países democráticos como el nuestro sometidos a la mentira de la legitimidad democrática de la ONU, sin que nadie levante un dedo para destapar la farsa.
Y con el concurso de los propios gobiernos democráticos como el de Zapatero, entre los más encantados con el anuncio de la semana pasada de que la ONU va a investigar los abusos de Guantánamo. Que es algo así como un organismo colmado de evasores de impuestos investigando la evasión fiscal, otro de corruptos controlando la corrupción y otro con terroristas vigilando los derechos humanos. Disparate que ya tuvo lugar, por otra parte, cuando Josu Ternera integraba la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el que promueve la investigación sobre Guantánamo y lo que le echen, las «torturas» españolas a etarras, si se da el caso, está integrado, entre otros, por tres de las dictaduras más terribles del mundo, China, Cuba y Arabia Saudí. Y resulta que países como éstos son los que fiscalizan Guantánamo y a un estado democrático como Estados Unidos. Ellos y el resto de los aproximadamente 56 por ciento de países no democráticos del mundo se sientan en los escaños de la ONU con la misma tranquilidad con la que lo hacía Josu Ternera en su escaño del Parlamento Vasco.
Y esto, una organización llena de Josus Terneras en lo que a derechos humanos se refiere, es lo que algunos celebran como una referencia democrática para juzgar Guantánamo.
Edurne Uriarte
Catedrática de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco
www.abc.es
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