Las civilizaciones, decía Toynbee, raramente mueren por obra de sus enemigos externos, sino que sucumben por causas endógenas. Y tenía razón. Sólo que a veces hay civilizaciones que, a la hora de suicidarse, necesitan un empujoncito. |
Quienquiera que haya viajado a los Estados Unidos y tenga una minima curiosidad política conocerá a Hugh Hewitt. A los progres les saca de quicio, y a los centristas les da susto. Los conservadores, en cambio, le adoran, porque tiene todas las cartas buenas en la mano y un pedigrí intachable: católico de nacimiento, cristiano evangélico por convicción y fe, intelectual, abogado, H2 se vuelca en el activismo político desde su show radiofónico y desde la plataforma conservadora Townhall, de la que es editor.
Hewitt escribe bien y habla mejor. Por paradójico que parezca, buena prueba de ello es este libro. Y es que se trata de una selecta recopilación de entrevistas con quienes tienen algo que decir y aportar sobre la amenaza islamista: desde Lawrence Wright, premio Pulitzer y autor del que tal vez sea el mejor análisis sobre el origen y la evolución de Al Qaeda hasta el 11-S: The Looming Tower, hasta Douglas Feith, el polémico subsecretario adjunto de Defensa bajo Rumsfeld, al que se acusa de planear la invasión de Irak; pasando por Michael Yon, asesor legal de la Casa Blanca de Bush y autor del concepto de enemigo combatiente, Robert Kaplan y Michael Ledeen, el experto en la Italia medieval forzado a enfrentarse a los ayatolás iraníes. El elenco, pues, no tiene desperdicio; y yo me alegro de conocer a todos los aquí citados, y de mantener buenas relaciones con ellos.
Decía que Hewitt habla bien porque The War against the West no sólo es una colección de entrevistas escritas (y muy bien preparadas, hay que decir, en honor al profesionalismo de nuestro hombre), sino que viene acompañado por un CD para el que quiera escuchar la versión sonora. Personalmente, odio los audio-libros, pero con éste voy a hacer una excepción: estas entrevistas no es que se puedan, es que se deben escuchar, porque nos permiten captar los sentimientos, las dudas y las certezas de sus protagonistas.
Me gustaría subrayar el énfasis que todos los autores ponen en la incapacidad cultural de Occidente para entender el fenómeno del yihadismo. Prisioneros de una mentalidad laica e hiperracionalista, a los occidentales no suele resultarnos fácil introducir el fanatismo religioso en la ecuación política y de seguridad. Lo normal es el recurso al desprecio, y que, por tanto, no se comprenda la verdadera motivación de Bin Laden y sus seguidores, por muy claras que sean sus amenazas y referencias coránicas.
Por otro lado, el mundo occidental sigue preso de Clausewitz, de una visión de la guerra esencialmente estatista y regular, entre ejércitos. Las guerrillas, se nos dice, tienen un carácter esporádico, se definen por su aislamiento y tienen prácticamente imposible la conformación de un frente global. Pues no es cierto. Al Qaeda y el yihadismo aspiran a ser una insurgencia planetaria; y aunque hasta cierto punto se les reconoce su alcance global, hay que aceptar que también lo son sus ambiciones y estrategias. The War agains the West lo deja bien claro.
En cuanto al yihadismo, cabe decir que es la expresión más violenta de un fenómeno social que está en su raíz y que lo alimenta: el radicalismo islamista. El adoctrinamiento en una cultura del odio, la venganza y el afán de recuperar el paraíso medieval perdido posibilita, justifica y ensalza las acciones de los terroristas. De ahí que para luchar contra la yihad sea indispensable cambiar las condiciones políticas, educativas y religiosas del mundo árabe y musulmán. En esta obra no deja de insistirse en ello.
Otro motivo de reflexión: el mundo occidental, impregnado de materialismo e instalado en la idea del progreso científico-técnico, sigue manejando una visión etnocéntrica que le hace mirar con superioridad la expresión de otras culturas. "Es imposible que unos moritos sean capaces de cambiar nuestro destino", se suele decir (curiosamente, en un país donde los moritos alteraron, y de qué modo, el curso de nuestra historia). Se tiende a despreciar y a infravalorar la amenaza que representa el yihadismo. Y es que no concebimos un ritmo vital y estratégico distinto al nuestro. No entendemos lo que buscan, minusvaloramos su capacidad para hacernos daño. Y, repito, no nos creemos que de verdad quieran acabar con nosotros e instaurar un califato de corte fundamentalista. Eso es cosa de locos, concluyen tantos. Pues no: en estas páginas queda claro que los locos somos nosotros. Por no querer ver.
He aquí el segundo gran eje sobre el que pivota The War against the West: la crisis interna de Occidente. Nuestros enemigos están crecidos y se sienten fuertes –de hecho, lo son–, en buena medida, porque nosotros nos creemos débiles... y lo somos. La falta de confianza en nosotros mismos, la ausencia de orgullo por los logros de nuestra civilización; la guerra contra la religión, el calamitoso estado de la educación, la intolerancia del pensamiento único izquierdista, la podredumbre de los medios de comunicación –sobre todo de las televisiones–, todo ello nos lleva no sólo a no saber quiénes somos, sino al rechazo pasional de nuestras propias señas de identidad. Y si no creemos en lo que somos y hacemos, estamos perdidos. Ahí está la historia para corroborarlo.
Las páginas de este libro son altamente recomendables para todos los que no temen llamar a las cosas por su nombre (ya no se puede decir en casi ningún sitio "terrorismo islamista"), así como para los que todavía creen que hay motivos para la esperanza. Hewitt y compañía les proporcionarán los argumentos e ideas apropiados. Somos mejores que nuestros enemigos, y podemos prevalecer sobre ellos.
HUGH HEWITT: THE WAR AGAINST THE WEST. Townhall Press (Nueva Jersey), 2008, 540 páginas.
Rafael L. Bardají
http://libros.libertaddigital.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário