Tras los últimos atentados de ETA han vuelto los ataúdes, las lágrimas, los funerales y la desesperación. El lehendakari, que ha condenado una vez más ritualmente la violencia, ha aclarado de nuevo que los crímenes de la banda no le harán renunciar ni a sus ideas ni a sus proyectos políticos. Frente a las acusaciones de que su posición da alas a los asesinos en la medida en que los legitima al coincidir con ellos si no en los métodos sí en los objetivos, se ha mostrado muy ofendido y ha razonado que precisamente su renuncia a su proyecto secesionista es la que insuflaría oxígeno a los terroristas al elevarlos al podio de únicos defensores de la causa nacionalista vasca. Ibarretxe nunca me ha parecido un tipo demasiado capaz de elaborar análisis algo complejos, por lo que es posible que no sea un cínico malvado y que su actitud obedezca simplemente a que no llega más allá. Por ello voy a explicarle los motivos por los cuales su insistencia en defender planes separatistas inconstitucionales alimenta a la bestia.
La creación de un Estado vasco independiente desgajado de España y Francia es obviamente irrealizable. No existe en la sociedad vasca a ambos lados de los Pirineos una mayoría suficiente que avale esta operación ni la habrá nunca, además de representar la ruina económica para sus ciudadanos, de poner en serio peligro el respeto a sus derechos fundamentales y de conducir con alta probabilidad a un conflicto sangriento entre vascos. Por tanto, Ibarretxe pretende un imposible y los imposibles por definición sólo se consiguen matando y destruyendo, es decir, mediante la coacción y jamás a través de argumentos racionales. Al sostener la bondad y la viabilidad de un fin inicuo e inalcanzable, justifica indirectamente a ETA, que, en su coherencia carnicera, aplica el camino adecuado para obligar a la gente a hacer lo contrario de lo que le conviene, a saber, la tortura, la bomba y la pistola. El lehendakari ha dicho que las atrocidades cometidas por ETA le dan asco. A mí ETA me inspira horror, pero asco, lo que se dice asco, más bien lo siento por el PNV y su obseso jefe.
La creación de un Estado vasco independiente desgajado de España y Francia es obviamente irrealizable. No existe en la sociedad vasca a ambos lados de los Pirineos una mayoría suficiente que avale esta operación ni la habrá nunca, además de representar la ruina económica para sus ciudadanos, de poner en serio peligro el respeto a sus derechos fundamentales y de conducir con alta probabilidad a un conflicto sangriento entre vascos. Por tanto, Ibarretxe pretende un imposible y los imposibles por definición sólo se consiguen matando y destruyendo, es decir, mediante la coacción y jamás a través de argumentos racionales. Al sostener la bondad y la viabilidad de un fin inicuo e inalcanzable, justifica indirectamente a ETA, que, en su coherencia carnicera, aplica el camino adecuado para obligar a la gente a hacer lo contrario de lo que le conviene, a saber, la tortura, la bomba y la pistola. El lehendakari ha dicho que las atrocidades cometidas por ETA le dan asco. A mí ETA me inspira horror, pero asco, lo que se dice asco, más bien lo siento por el PNV y su obseso jefe.
Aleix Vidal-Quadras
www.larazon.es
Nenhum comentário:
Postar um comentário