sábado, 27 de setembro de 2008

Nuestro salvador del mundo

Zapatero se ha puesto el mono de salvador del mundo, para que nadie pueda acusarlo de cultivar el dontancredismo. Y, como no le gusta empezar las casas por el tejado, lo primero que ha hecho ha sido señalar con el dedo a los causantes de la crisis económica, que son los «neoconservadores de la era Reagan». La alegría más alta de Zapatero es vivir en los eslóganes, como la de Pedro Salinas era vivir en los pronombres; sólo que, a fuerza de vivir cómodamente instalado en el pisito sin ventilación de los eslóganes, sus pronunciamientos tienen a veces un aire como de jet-lag ideológico que tira p´atrás. Sospecho que Zapatero no tiene ni puñetera idea de lo que fue el movimiento «neocon» americano, caracterizado por su vindicación de las «virtudes cívicas» y los valores religiosos; movimiento, por cierto, que los liberales más ortodoxos siempre han aborrecido. Pero Zapatero, que padece una empanada ideológica de agárrate y no te menees pero sin duda posee olfato para elegir aquellos eslóganes que más le benefician, debió de juzgar que la acuñación «neoconservadores» incorpora una mayor carga peyorativa que la acuñación «liberales» o «neoliberales», que era contra quienes en verdad arremetía, como demuestra que a continuación exclamase orondo: «¡Qué poco han durado las proclamas de que todo se debía dejar al albur del mercado!».

Y, como aquellos predicadores que soltaban una diatriba contra la relajación de costumbres y acto seguido se iban de putas, nuestro salvador del mundo, después de denostar el maléfico mercado, ha corrido a reunirse con sus capitostes. En Nueva York, nuestro salvador del mundo convocó a los presidentes de las treinta corporaciones empresariales más importantes de Estados Unidos, de los cuales sólo cinco acudieron a la cita; el resto le enviaron displicentemente a sus capataces, o le dieron risueñamente plantón. Esto de convocar a los treinta tiburones de la economía global y que sólo se te presenten cinco es como si quedas a cenar con Scarlett Johansson con la esperanza de mojar y en su lugar aparece su profesora de pilates, que tiene pelos en el bozo y además es bollera; pero a Zapatero nadie le estropea su plan de salvar el mundo, de modo que después de darse el lote con la profesora de pilates de Scarlett Johansson se ha ido a arengar a los modorros de Naciones Unidas, que son unos figuras capaces de dormir la siesta usando los cascos de la traducción simultánea a guisa de tapones. Aquí nuestro salvador del mundo ha propuesto que se alcance una «moratoria universal de la pena de muerte» y que se reflexione «sobre el sentido de este castigo infligido por los Estados». Tengo entendido que, nada más conocer la propuesta de nuestro salvador del mundo, el iraní Ahmadineyad, su camarada en la Alianza de Civilizaciones, se ha puesto a reflexionar como un fiera, a riesgo de que le estallen las meninges.

Y, desde luego, nuestro salvador del mundo tiene más razón que un santo: castigar con la muerte a un delincuente es una burrada; en cambio, abortar (esto es, castigar con la muerte a uno que no ha tenido tiempo de delinquir) es una muestra de progreso que te cagas. Y, además, a largo plazo, te soluciona el problema de la crisis económica, pues muerto el perro se acabó la rabia. En lugar de proponer planes de choque que son pan para hoy y hambre para mañana, al estilo del nefasto Bush, nuestro salvador del mundo ha urdido un plan a largo plazo, al estilo del New Deal de Roosevelt, que consiste en reducir el paro entre las generaciones venideras poniendo a trabajar a destajo las trituradoras de los abortorios. Pero un plan tan ambicioso exige soporte intelectual; y del mismo modo que Roosevelt tuvo a Keynes soltando doctrina, nuestro salvador del mundo tiene a Bibiana Aído, esa pedazo de lumbrera diodenal convencida de que los hallazgos léxicos de Chiquito de la Calzada son «anglicismos». La cuala Bibiana ha formado un Comité de Expertos de Chiquitistán que se distinguen por profesar una misma idea de progreso: los fetos son fistros vaginales que las mujeres se pueden extirpar como se extirpan el vello púbico con la Depilady. Tal vez la Depilady se nos atasque con tanto destajo, pero desde luego, a veinte años vista, el problema del paro se habrá solucionado. Y entonces podremos dedicarnos, como nuestro salvador del mundo, a combatir la pena de muerte.

Juan Manuel de Prada
www.juanmanueldeprada.com

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