sábado, 27 de setembro de 2008

El guapo antihéroe


«Cada vez que cojo un guión trato de pensar qué puedo hacer con él. Imagino, lo coloreo. Tiene que oler, tiene que enamorar». La intuición de Paul Newman le valió una trayectoria de 50 años de películas sin dañar su prestigio, y le convirtió en el icono de atractivo antihéroe. En la imagen, junto a Elizabeth Taylor en 'La gata sobre el tejado de cinc caliente' (Richard Brooks, 1958)

La conquista de Hollywood no fue un camino de rosas. Su primera película, la cinta bíblica 'El cáliz de plata' (Victor Saville, 1954), fue un auténtico fiasco. El actor estaba tan avergonzado de su actuación que escribió un artículo de una página entera en la revista 'Variety' para pedir disculpas. Antes de ir a California pasó por Nueva York con alguna aparición en Broadway como la obra teatral 'Picnic' (1953).

El fracaso de su primera película no terminó con su carrera. Después de algunos papeles menores, saltó a la fama interpretando al boxeador Rocky Graziano en 'Marcado por el odio' (Robert Wise, 1956). El protagonismo de esta cinta estaba reservado para James Dean, pero murió antes de que comenzara el rodaje. Años atrás también se disputaron el papel de 'Al este del edén' (1955). Newman perdió y se marchó a rodar 'El caliz de plata', «la peor película de la década», según el propio actor.

Junto con Elizabeth Taylor formó una pareja atormentada en 'La gata sobre el tejado de zinc' (Richard Brooks, 1958), pero perfecta para la pantalla. La capacidad de Newman para actuar ganó respeto gracias a la encarnación del amargado hijo de un rico empresario enfermo. A lo largo de su carrera volvió a interpretar numerosas adaptaciones del escritor Tennesse Williams, siempre rodeado de la asfixiante atmósfera sureña, como 'Dulce pájaro de juventud' (1962).

La película que más huella dejó en Newman fue 'El largo y cálido verano' (Martin Ritt, 1958), coprotagonizada con Joanne Woodward, la mujer con quien compartió el resto de su vida. Joanne había ganado el Oscar a la mejor actriz el año anterior por 'Las tres caras de Eva' (1957). Esta cinta fue la primera colaboración del actor con Martin Ritt, uno de sus directores predilectos.

El director Otto Preminger, de origen judío, escogió a Paul Newman para el papel protagonista de la superproducción 'Éxodo' (1960) porque quería a alguien de herencia judía pero que «no pareciera judío». La película recibió críticas de sionista por tratar el tema de la fundación del estado de Israel. Dos años atrás rechazó interpretar a otro judío ilustre, Ben-Hur (1959), porque consideraba que no tenía unas pantorrillas como para llevar túnica.

Paul Newman comenzó a forjar su leyenda de antihéroe gracias a películas como 'El vividor' (Robert Rossen, 1961), donde interpretó a un jugador de billar con talento pero con una personalidad autodestructiva. Su carácter le causa problemas con su entrenador, con su novia, consigo mismo... Supo mostrar a la perfección la imagen de chico capaz que necesita orientación. Newman no sabía ni coger el palo de billar antes del rodaje, pero después se convirtió en una de sus mayores aficiones.

La cumbre del icono de talento inadaptado y carismático lo reflejó en 'La leyenda del indomable' (Stuart Rosenberg, 1967). Luke, un prisionero de una penitenciaría de Florida, se convierte en el líder gracias a su tozudez con los castigos, a la vez que trata de escapar. Queda para la historia del cine la secuencia de la apuesta de comer 50 huevos duros en una hora. A pesar de la identificación del público de Newman con este tipo de personajes, el actor aseguraba que los papeles con los que menos tenía en común eran los que más éxito le daban.

En una época de decadencia del cine negro, Paul Newman lo impulsó con su cínico detective privado 'Harper' (Jack Simght, 1966). El mismo año estrenó su única colaboración con el director Alfred Hitchcock, 'La cortina rasgada'. Dos años más tarde, también Newman se introdujo en la dirección. Su primera cinta, 'Rachel, Rachel' (1968), protagonizada por su mujer, Joanne Woodward, obtuvo una candidatura al Oscar a la mejor película. Después dirigió otras cuatro películas para cine, tres de ellas protagonizadas por su esposa.

Paul Newman y Robert Redford arrasaron en la taquilla con 'Dos hombres y un destino' (George Roy Hill, 1969), un innovador 'western' sobre la extinción de los 'cowboys'. Newman es Butch, todo ideas, y Redford es Sundance, pura acción. Los dos actores volvieron a demostrar su buena sintonía en la comedia de timadores 'El golpe' (George Roy Hill, 1973), otro fenómeno social. Redford, 11 años más joven, recogía el mismo perfil de antihéroe rebelde que popularizó Newman.

Los años 70 fueron un periodo complicado para la madurez de la carrera de Paul Newman. Una década irregular con un periplo por el cine de catástrofe con 'Aeropuerto' (1970) y 'El coloso en llamas' (1974); una historia de vaqueros, 'Buffallo Bill y los indios' (1976), y una película sobre hockey, 'El castañazo' (1978). Cuando no fallaba el público, fallaba la crítica. A pesar de los altibajos, su interpretación del mítico Buffallo Bill, dirigido por Robert Altman, le valió un Oso de oro en Berlín.

En los años ochenta, 'El color del dinero' (Martin Scorsese, 1986) fue la confirmación de que Paul Newman había vuelto al gran cine después de dos apreciadas actuaciones en 'Ausencia de malicia' (Sydney Pollack, 1981) y 'Veredicto final' (1982). Tras seis candidaturas fallidas al Oscar en la categoría de mejor actor, y un año después de conseguir el galardón honorífico, Paul Newman logró por fin el premio por su interpretación en la cinta de Scorsese. Una vez que ganó su ansiado Oscar, no volvió a rodar otro papel protagonista.

A pesar de que había anunciado su retirada en 1995, Paul Newman apareció cuatro veces más en la gran pantalla. En la última ocasión, 'Camino a la perdición' (Sam Mendes, 2002), su interpretación de un 'capo' de la mafia paternalista pero sin compasión mereció su primera candidatura al Oscar como mejor actor secundario. Después de un puñado de apariciones en televisión, anunció su retirada definitiva de la escena en 2007, con 82 años.

Luis Cano

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