sábado, 20 de setembro de 2008

Chávez pierde los nervios

Con la expulsión intempestiva de José Manuel Vivanco, representante de la organización «Human Right´s Watch», el régimen totalitario de Venezuela se retrata sin disimulos. Ha sido la confirmación gráfica de que las críticas de esta organización hacia los abusos de Hugo Chávez contra la libertad de expresión están más que justificadas. Ante el progresivo deterioro de la situación en Venezuela, al caudillo ya no le quedan argumentos más allá de dar puñetazos en la mesa, ya sea para expulsar al embajador norteamericano o al representante de una organización que no se calla sus denuncias contra quienes pisotean los derechos humanos. Después de haber dilapidado los gigantescos beneficios de los recursos petroleros del país, Chávez se empeña en cerrar todos los resquicios que le quedan a la sociedad venezolana para seguir respirando libertad. Cada día está más solo y con más miedo, porque en las elecciones regionales y municipales de noviembre puede empezar a perder el monopolio del poder en el que sustenta sus extravagantes proyectos. Con gestos abusivos como el de ayer no conseguirá cambiar nada. Al revés, Chávez está precipitando su propio final.

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