Creo que en Franco para antifranquistas hacía notar que quienes peor hablaban de Franco no lo habían tratado personalmente, mientras que quienes sí lo habían tratado solían tener mejor opinión. Hay, claro, excepciones, como la de Sainz Rodríguez, inventor del bulo de que Franco firmaba las sentencias de muerte añadiendo además el comentario de "con prensa" y similares. La afición de Sainz por la verdad nunca fue uno de sus vicios. Releo ahora en las memorias de Gonzalo Fernández de la Mora, Río arriba, y he aquí su opinión:
"Según los bibliógrafos, Franco es, junto con Napoleón, la figura contemporánea sobre la que se ha escrito más [esto parece algo exagerado]. La casi totalidad de esos autores no habló jamás con el personaje y ninguno le trató con asiduidad. Mi testimonio se limita a la última etapa de su vida; pero es directo y fundado, y lo formulo cuando la lisonja es imposible, cuando lo cómodo es el distraído silencio, y cuando lo rentable es la diatriba. Solo me mueven el respeto a la verdad y el propósito de responder a la justa curiosidad de los imparciales.
Durante cuatro años he visto a Franco presidir consejos y comisiones. Despaché con él medio centenar de veces, en ocasiones muy largamente. Recorrí a su lado, en tren y en automóvil, muchos cientos de kilómetros, incluso jornadas enteras. Estas charlas, en cierto modo ociosas, fueron las más personales. He tenido, pues, la oportunidad de conocerle. Mi idea de Franco, ahora depurada por la distancia infinita de su muerte, se parece bastante poco a las dos imágenes habituales, la apologética del superhombre y la adversa del dictador. Las dos coinciden en deshumanizar al personaje y en darle un perfil autoritario; pero ni la una ni la otra responden a la realidad. La inmensa mayoría de los retratos de Franco son imaginados. Y se comprende que así sea porque era un hombre difícil de penetrar a causa de sus largos mutismos y de su palabra casi siempre interrogativa (...) Su carácter solo se revelaba en el trato asiduo, audaz y leal (...)
Nada había en él de arrogancia mayestática. En el fondo su humildad era impresionante. Y no me refieron a la teologal, sino a la intelectual, porque he conocido a muy pocos menos aferrados que Franco a una conclusión, y tan dispuestos como él a dejarse contradecir, aunque fuera en público. Recuerdo una reunión del consejo, trascendente por su tema principal, en que Franco, después de insinuar su postura, se dejó refutar por la mayoría de sus ministros [se refiere probablemente al consejo posterior al Juicio de Burgos]. Los observadores de ocasión tomaban por cesárea soberbia los silencios de Franco. Pero no: significaban respeto a su interlocutor y lealtad hacia sus informadores y consejeros. No era apoteosis, sino discreción llevada al límite. Hablaba lo justo y necesario; ni una palabra superflua. Tan medida economía verbal revelaba, sin duda, prudencia; pero mucha más modestia que altivez. Solía decir: "El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras".
Nada había en él de pretendida infalibilidad. Su capacidad de escuchar era su original dialéctica. Preguntaba incansablemente, buscaba las opiniones contrapuestas y no tomaba decisiones hasta que todo se había dicho. No solía interrumpir, jamás retiraba la palabra ni clausuraba un debate hasta que se agotaban los argumentos..."
Silva Muñoz cuenta en sus Memorias sobre los consejos de ministros: "La austeridad era espartana: pedí un café y me lo sirvieron a las dos horas; desistí de volverlo a hacer. Si pedías agua, te la echaban de una botella que se hallaba al fresco en un balcón. A partir de las siete había coca-cola y refrescos de limón y naranja".
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**** Maruja Torres, en El País: "Al Papa le tengo ganas". Nivelazo de ese periódico, alias El Chafardero Indomable, el del "repórter Tribulete", algunos lo recordarán. Los tribuletes de este nuevo Chafardero carecen, sin embargo, de la simpatía y la gracia de aquel.
**** El Chafardero Indomable pone a Garzón como víctima de la Falange, y advierte que esta no ha renunciado a la "dialéctica de los puños y las pistolas". El argumento de la cheka: los falangistas no tienen derecho a recurrir a la justicia. La justicia está solo para servir a los prochekistas y proetarras, que se proclaman con todo descaro "demócratas". Algo más: la "dialéctica de los puños y las pistolas" la siguió, cuando la república, mucho más el PSOE que la Falange, la cual solo la utilizó en respuesta a los asesinatos terroristas de la izquierda. Una izquierda que sigue utilizando esa dialéctica: concretamente el gobierno utiliza las pistolas de la ETA, a la que premia con el desmantelamiento del estado de derecho.
**** Manjón se negó a que el 11-M fuese el día de las víctimas del terrorismo. Normal. Esa nazi, digo comunista, da igual, está a favor del terrorismo, quien la fastidia es Aznar. Y Bono, encantado, naturalmente, quizá pensara en poner el día en que fue salvajemente agredido por la derecha en aquella manifestación, y en que utilizó a la policía contra los derechos ciudadanos, tentación siempre presente en esta chusma.
**** Zapatero, muy molesto, tacha a Mayor Oreja de "mentiroso". Que un embustero compulsivo como Zapo acuse a alguien de mentir es un indicio muy fuerte de que el acusado dice la verdad. Que Rajoy o la Cospedal hagan el juego a Zapo refuerza todavía más el indicio.
**** El TSJM tacha de "método inquisitorial" la escuchas de Garzón en el Gürtel. No es inquisitorial, es policíaco-totalitario. Los tribunales de la Inquisición tenían más garantías jurídicas que los corrientes en su época, como ha indicado M. A. García Olmo en su excelente estudio, comentado aquí hace unos días.
**** "En Madrid no hay 80, sino 80.000 mujeres capaces de dirigir una empresa", dice el presidente de la CEIM. Como que él ya está pensando en dejar el cargo a su mujer. Qué harían las mujeres sin hombres así.
**** Historias de espías: http://vinamarina.blogspot.com
Pío Moa
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado
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