Grabado de Hendrik Hondius I de una obra de Pieter Brueghel.
Que la música amansa las fieras es un decir. En el caso de los seres humanos ocurre más bien todo lo contrario. No hay más que echar un vistazo a nuestra historia para encontrar increíbles capítulos de histeria colectiva en el que pueblos enteros bailaban sin parar al son de la música durante semanas enteras.
El autor del blog Cabovolo, un lugar estupendo para encontrar historias muy curiosas, se hace eco de algunas de las más famosas plagas de baile que durante los siglos XIV, XV y XVI, azotaron gran parte de Europa como la que tuvo lugar en julio de 1.518 en Estrasburgo donde una mujer llamada Frau Troffea comenzó a bailar fervientemente durante más de cuatro días sin apenas parar a comer. Para entonces ya le acompañaban más de una treintena de vecinos en esta particular locura colectiva y en un mes ya serían más de 400.
Era el temido baile de San Vito, una alteración psicológica especialmente contagiosa en grandes concentraciones de personas y que desataba visiones y alucinaciones, provocando episodios de locura entre los afectados que se movían y retorcían de forma compulsiva.
Aunque hay teorías que explican el fenómeno por algún tipo de culto herético o por los efectos del cornezuelo (un hongo con efectos psicotrópicos que en ocasiones contaminaba el pan de la época), la mayoría de investigadores afirman que las verdaderas causas de estas plagas de baile y oleadas de posesiones, eran más psicológicas y culturales que fisiológicas ya que, "en la mayoría de los casos, las epidemias habrían sido el resultado de un trastorno psicogénico masivo, un tipo de histeria colectiva que acostumbra a aparecer después de largos periodos de angustia y tensión" como los vividos por todos estos pueblos.
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