Hay quien dice que Mayor Oreja lanzó su órdago para obligar a Zapatero a retratarse, es decir, a cerrar todas las puertas traseras que le quedaban a ETA para colarse en las próximas elecciones municipales. Cosa que no ha tenido más remedio que hacer para despejar todas las dudas al respecto, aunque le queda devolver aquella autorización que le dio el Congreso para negociar con la banda en condiciones que luego no cumplió. Pero, en fin, el caso es que está más beligerante que nunca contra ella, de lo que todos nos congratulamos.
No creo, sin embargo, que haya sido esa la intención del ex ministro de Interior y hoy parlamentario europeo del PP. Más bien pienso que Jaime Mayor Oreja, como hombre de una pieza que es, fiel al discurso que ha mantenido durante los últimos años, nos ha dicho lo que piensa, sin otras pruebas que su instinto y su experiencia. Personalmente, sin embargo, no creo que acierte en este caso. Y no lo creo por dos razones para mí de peso, aunque júzguelas cada cual por su cuenta. La primera es que Zapatero no negocia hoy con ETA, no por falta de ganas, que demostró ampliamente, sino por falta de ganas de ETA, que a estas alturas se ha quedado en una banda de fanáticos tan enloquecidos como descerebrados. Si ETA no negoció cuando el Gobierno Zapatero le ofrecía cuanto podía ofrecerle y algo más -que según Ibarretxe era más de lo que le ofrecía a él-, menos va a negociar ahora, cuando está contra las cuerdas. El descabezamiento continuo, las detenciones múltiples y el hallazgo ininterrumpido de zulos la dejan sin otra alternativa que la rendición por la vía de la entrega de armas. Y eso no entra en la cabeza de esos energúmenos, porque sería reducirlos a lo que son: no los liberadores del País Vasco, sino una banda de asesinos que ha causado todo tipo de sufrimientos a millares de persona tanto allí como en el resto de España. Algo, por tanto, que no harán nunca. Seguirán matando, robando extorsionando, cada vez más lejos de la realidad y de la razón, hasta que los detengan a todos.
Pero hay otra causa, de tanto o más peso, por la que no creo que Zapatero negocie con ellos. Y es que al presidente del Gobierno español también se le acaban las opciones. Con una crisis que se agiganta cada día y un desprestigio cada vez mayor en España, en Europa y en el mundo, con más parados, más deuda, menos soluciones y menos aliados, su único triunfo hoy es la lucha antiterrorista. Con él puede hacer olvidar, como está logrando, su anterior error de negociar con ETA, y tratará de hacer olvidar su error, primero, de no reconocer la crisis y, luego, de no acertar con sus remedios.
Por desgracia para él y para nosotros, no va a lograrlo porque esta crisis no se vence reparando aceras, subiendo el IVA ni, tampoco, deteniendo etarras.
José María Carrascal
www.abc.es
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