sexta-feira, 19 de março de 2010

Con las Damas de Blanco

Lo que las Damas de Blanco hacen con su pacífica actitud de protesta es precisamente lo que más teme el régimen: poner al descubierto que Cuba es una dictadura y confirmar que no es cierto que todo el pueblo cubano apoye al castrismo. Así se explica que el régimen reaccione cada vez con más contundencia contra los testimonios de los disidentes, frente a cuyas peticiones de democracia no tiene otro argumento que no sea la fuerza bruta. A pesar de los desesperados intentos de la dictadura por silenciarla, las nuevas tecnologías están difundiendo esa heroica lucha de los demócratas cubanos en todo el mundo, lo que hace cada vez más incomprensible que perviva un régimen que hace medio siglo que mantiene prisioneros a sus ciudadanos. La muerte de Orlando Zapata ha sido para muchos la gota que ha colmado el vaso de la comprensión, y esa aureola de revolucionarios utópicos que protegía a Fidel Castro y a sus secuaces se ha quebrado estrepitosamente. Esa va a ser probablemente la señal que marque el declive definitivo de una dictadura que, de todos modos, no tiene futuro después de la desaparición de su creador.

Cuando una persona es hostigada, reprimida, golpeada y encarcelada por reclamar pacíficamente el respeto a los Derechos Humanos, la obligación de cualquier país democrático es estar a su lado. En ningún caso se puede ser imparcial entre la víctima que reclama libertad y los verdugos que intentan aplastarla. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero debería reflexionar a la luz de los últimos acontecimientos, que prueban sin ningún género de duda que la dictadura no tiene el menor interés en el diálogo político que le está ofreciendo. España y la Unión Europea deben estar en estos momentos claramente al lado de los demócratas cubanos, que son la única opción moral frente una dictadura que vive sus últimos momentos. Confiar en que desde el interior de este régimen vaya a llegar la necesaria apertura a las libertades no es solamente ilusorio, sino que constituye un desprecio al sacrificio encomiable de gente que, como las Damas de Blanco o como Guillermo Fariñas, se juegan su propia vida en la lucha por la libertad en Cuba.

Editorial ABC

www.abc.es

Nenhum comentário:

 
Locations of visitors to this page