terça-feira, 17 de junho de 2008

Chávez: ¿unas Farc sin rehenes?

Lo que tiene en mente Hugo Chávez cuando le pide a las Farc liberar a todos sus secuestrados sólo él mismo lo sabe. El súbito cambio de línea del jefe de Estado venezolano respecto de esa fuerza narco-terrorista, a la que acaba de proponerle dejar en libertad a sus víctimas “a cambio de nada” y abandonar la lucha armada, cinco meses después de que él mismo pidiera a los gobiernos del continente lo contrario, es decir, sostener a las Farc por la vía del reconocimiento de éstas como fuerza “beligerante”, merece un análisis riguroso.

El optimismo apresurado y la credibilidad beata no deben obnubilar a nadie. No es la primera vez que Hugo Chávez propone una cosa para obtener otra [1]. No es la primera vez que un jefe de Estado le dice a las Farc que la guerra de guerrillas no tiene futuro. Fidel Castro dice que les ha dicho eso hace tiempo, a las Farc y a Eln. Sin embargo, las dos bandas siguen asesinando y secuestrando colombianos. Y La Habana sigue apoyándolas.

Lo primero es saber qué fue lo que no dijo Chávez en su Alo Presidente de ayer. Chávez no le pidió a las Farc que se disolvieran, no dijo que les retiraba su apoyo, no les ordenó salir del territorio venezolano, no les sugirió que abandonen el tráfico de drogas, no les exigió que dejen de aspirar a la toma del poder en Colombia.

Chávez les dijo tres cosas muy precisas: 1. Que “en América Latina está fuera de orden un movimiento guerrillero”. 2. Que él, Chávez, no justifica, y que nunca lo haría, “tener en la montaña a un grupo de gente, civiles y militares”. 3. Que las Farc “se han convertido en una excusa del imperio (estadounidense) para amenazarnos a todos nosotros”.

Las dos últimas razones son quizás la clave de todo. Hugo Chávez tema probablemente ser el objeto de un pleito ante una corte penal internacional por detención ilegal de rehenes. Ese riesgo existe desde hace varios meses pues de todos es conocido que las Farc mencionaron la posibilidad de trasladar a Venezuela a sus rehenes, civiles y militares, hasta que termine el gobierno de Alvaro Uribe. ¿Lo hicieron? ¿Renunciaron a eso? No lo sabemos. De todas formas, esa iniciativa secreta aparece en una comunicación interna de las Farc, y fue encontrada en uno de los computadores de Raúl Reyes. Ese documento existe e Interpol tiene una copia en su poder.

El presidente venezolano está sin duda enterado, por otra parte, de que él podría ser inculpado por complicidad en el secuestro de personas por el hecho de sostener abiertamente, como lo hizo él hace unos meses, a las Farc. Haberle dado respaldo político, diplomático y material a una organización armada que retiene rehenes podría tener consecuencias graves. Hugo Chávez viaja mucho. El piensa hacer un nuevo viaje a París. El no quiere tener la desagradable sorpresa de ser recibido en un aeropuerto con una orden de detención. ¿Su discurso de ayer lo protegerá de esa eventualidad?

No es una casualidad si el sorprendente pedido de ayer ocurre 48 horas después de que las autoridades colombianas capturaran a dos ciudadanos venezolanos, posiblemente miembros de la Guardia Nacional, en posesión de un cargamento de munición que estaba a punto de ser entregada a las Farc. Las 40.000 balas calibre 7,62 para fusiles Kalashnikov, el arma básica de las Farc, fueron encontradas en Puerto Narino, entre los departamentos de Vichada y Guainía. Dos ex combatientes arrepentidos de las Farc ayudaron a los agentes de la Fiscalía a capturar a los venezolanos y uno de éstos, Manuel Teobaldo Agudo Escalona, confesó ser militar.

Es bueno recordar que en mayo de 2005 el gobierno venezolano compró a Rusia 100.000 fusiles de asalto AK 103 y adquirió el derecho de fabricar esa misma arma en una planta de Maracay. Lo interesante es que el presidente Chávez tuvo la posibilidad de escoger entre comprar y fabricar el fusil AK 103 con munición 7,62 o el fusil AK 105 (o el 107), similar al AK 103 pero menos pesado y costoso. La munición de ese fusil es de un calibre más pequeño (5,45). Es un proyectil más exacto. Chávez optó, sin embargo, por el fusil AK 103.

Las Farc tienen problemas para encontrar munición 7,62 pues la tendencia del mercado es hacia la reducción de los calibres. La fusilería rusa sigue esa tendencia y la de la Otan también. El hecho de que Caracas haya escogido la fabricación de un arma y de munición que coincide con la utilizada por las Farc, a pesar de las tendencias del mercado, tiene muy preocupado al gobierno colombiano. No es la primera vez que se encuentra material de guerra venezolano en poder de las Farc.

Obviamente, el punto más importante que podría haber motivado las declaraciones de ayer es la actitud de Washington. La prensa norteamericana señala que la Casa Blanca considera la posibilidad de incluir a Venezuela, si la agresividad de Chávez se profundiza, en la lista de los Estados que patrocinan el terrorismo, por su actitud hacia las Farc y por sus lazos con los regímenes de Irán, Bielorusia y Corea del Norte. Un embargo comercial y militar contra Venezuela es posible en esas condiciones. Si éste se precisa, ni siquiera el gobierno ruso de Dimitri Medvedev estaría dispuesto a jugar a romper un embargo norteamericano.

El América Latina hay jefes de Estado que comienzan, por otra parte, a distanciarse de Chávez. La escandalosa ley de seguridad y contraespionaje aprobada en días pasados por Caracas y reformulada inmediatamente después, abrió los ojos a algunos.

El presidente de Brasil no necesitó de eso para alejarse discretamente. Mezclando elogios públicos a Chávez con decisiones internas adversas a éste, Lula ha hecho que las compras brasileñas de petróleo venezolano sean inexistentes, mientras que está comprándole a Nigeria, Angola, Argelia y Libia. "Lula sabe que Chávez es un hombre enloquecido que está montado sobre un chorro de petróleo, ampliando y profundizando su influencia política en la región, y Lula no quiere meterse en la cama con el diablo'', estima Jerry Haar, decano de la escuela de negocios de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) [2].

Es evidente que Hugo Chávez con su salida de ayer, pretende aparecer, en medio de la campaña para elegir gobernadores y alcaldes, como un estadista razonable y como el gestor de la paz en Colombia. Sin embargo, su llamado llega tarde. La derrota de las Farc se precisa cada día. Los golpes que está recibiendo esa gente son cada vez más certeros.
Varios de sus jefes históricos han sido abatidos o capturados. Muchos combatientes están desertando y ayudando a las fuerzas del orden. Varios frentes guerrilleros están incomunicados. El secretariado (dirección nacional de las Farc) no puede reunirse. Alfonso Cano, sucesor aparente de Manuel Marulanda, está huyendo por el Cañón de las Hermosas, y el Mono Jojoy, el jefe del temido bloque oriental, ha perdido once hombres de su anillo de seguridad. La fuente de narco-dinero se les ha reducido, aunque siguen viviendo de eso. Nunca las Farc habían vivido un caos semejante. La aventura sangrienta de las Farc podría tener los días contados.

A menos, claro está de que la presión militar sobre ellas cese. Y de que una coalición internacional se imponga y desbarate los planes del gobierno de Alvaro Uribe. Las Farc reorganizarían entonces sus frentes y levantarían la cabeza. ¿Eso es lo que está buscando Chávez con su llamado de ayer?

Es muy probable que ese sea uno de sus objetivos. El presidente venezolano invitó expresamente a sus colegas de Argentina, Brasil, Nicaragua, Ecuador, Francia, España, Portugal, al Vaticano y a la Organización de Estados Americanos (OEA), a que lo ayuden. Con frases escogidas, les ha pedido claramente que hagan cesar la ofensiva del Ejército colombiano: "Les pido ayuda (...), ya basta de tanta guerra, llegó la hora de sentarse a hablar de paz”.

Después de haber dicho que las Farc controlaban zonas enteras de Colombia, Hugo Chávez quiere ahora “hablar de paz” y llegar a un “acuerdo de paz”. El cambio de orientación es brusco y no se sabe si Alfonso Cano lo aceptará. Pues la situación ha cambiado. Sin embargo, ese cambio no es el fruto de los esfuerzos de Hugo Chávez, sino del enorme sacrificio de Colombia para desmantelar esa maquinaria de muerte que causó tantas tragedias en Colombia y que amenaza a Latinoamérica.

Por eso los jefes de Estado citados por Chávez, en lugar de correr como borregos detrás del llamado de “paz” del líder “bolivariano”, deberían ayudar más bien a Colombia en su combate legítimo y de Derecho por la liberta y la seguridad.

Si liberación de secuestrados llega a haber, tanto mejor y ese acto será bien acogido por todo el mundo. Sin embargo, mientras las Farc no cesen su guerra contra el pueblo y no entreguen las armas, no podrán aspirar a ser consideradas sino como un movimiento terrorista. Si en un arranque de confianza la Unión Europea les concede el estatuto de beligerancia, como pide Wilson Borja, un dirigente del ala dura del Polo Democrático, para buscar, después, “una salida negociada al conflicto”, la agresión terrorista renacerá con más fuerza. Las Farc fueron siempre hábiles en eso de invertir el orden de los factores y de escapar así a la derrota. Vale la pena que la UE escuche la voz de la razón en lugar de caer en una trampa ridícula.


Eduardo Mackenzie. Periodista, última obra publicada: Les FARC où l’échec d’un communisme de combat. Colombie 1925-2005


Notas

[1] Chávez actuó en 2007 como mediador entre el gobierno colombiano y las Farc para buscar un canje humanitario entre 40 rehenes (entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres estadounidenses) y unos 500 guerrilleros presos. El presidente Alvaro Uribe puso un fin a esa mediación en noviembre de 2007 pues Chávez violó el protocolo de la misma al llamar por teléfono al comandante del Ejército colombiano. Entre enero y febrero pasado, para “desagraviar” a Chávez, las Farc entregaron al gobierno venezolano seis secuestrados. La mediación de Chávez estaba calculada para mejorar las posibilidades de éste de ganar el referéndum constitucional de diciembre de 2007 que le daría poderes extraordinarios. Los venezolanos dijeron no a esa reforma.

[2] El Nuevo Herald, Miami, 9 de junio de 2008


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